Por:
La Redacción
En junio de 2011, durante la campaña de
Guillermo Anaya por la gubernatura de Coahuila, el diputado local Francisco
Tobías González presentó formalmente una querella en contra de Anaya Llamas por
enriquecimiento inexplicable y lo que le resultara ante la Fiscalía General del
Estado, con el número 3490/2011, en cuyo expediente le hace fuertes
señalamientos que generaron muy diversas publicaciones, pero en ese momento el
hoy diputado federal panista era el compadre del presidente de la república y
la denuncia nunca prosperó; inclusive no se realizaron las averiguaciones
correspondientes, todo quedó en un escándalo de tipo mediático que mermo la
imagen del panista como candidato a la gubernatura, quien finalmente perdió la
contienda por un amplio margen.
La
acusación más importante estaba relacionada con la venta del rancho ganadero
denominado como “El Palmillento” o “El Palmillo”, ubicado dentro de lo que
fuera la Hacienda de Santa Teresa en el municipio de Villa Hidalgo, al norte
del estado de Durango y a 105 kilómetros de Parral, Chihuahua, una rica zona
ganadera, abundante en pastos y en humedales.
Francisco Tobías exhibió el contrato de
compra-venta realizado el 31 de diciembre de 2007, dos años después de que
Guillermo Anaya terminara su periodo como presidente municipal de Torreón.
El rancho, de 4 mil 775 hectáreas fue
vendido en tan solo 4 millones 500 mil pesos a la esposa de Guillermo Anaya,
María Teresa Aguirre Gaitán, por parte de María del Carmen, María de Iziar,
Francisco, Manuel Julio y María Magdalena, herederos de la señora María
Magdalena Ugarte Tomoine. María del Carmen Fernández Ugarte, quien fue quien
dirigió la operación, es la madre de Fernando Salazar Ferández, quien sería
senador de la república por parte del PAN y delegado de la Sedesol federal en
Coahuila gracias a la intervención de Guillermo Anaya.
El precio de tan solo 853 pesos por
hectárea fue pactado a través de la escritura pública 853, ante el notario
público número 54, Carlos García Carrillo, cuando en versión de los lugareños
entrevistados por varios medios de comunicación el precio real es por lo menos
10 veces mayor.
Entrevistado al respecto, Guillermo Anaya
se mofó de las acusaciones que le hacían y declaro que el “terreno” (así lo
denominó) era su única propiedad, junto con su casa de la colonia Torreón
Jardín, según lo hacía constar en su declaración patrimonial del 12 de julio de
2008. Cuestionado, afirmó que el rancho era un terreno sin ninguna
infraestructura, sin agua, sin servicios, con una casa pequeña, sin camino de
acceso y alardeó: “si me dan la mitad de lo que dicen que vale se los vendo”.
Posteriormente varios medios, entre ellos
el diario Reforma de la ciudad de México y otros más, investigaron al respecto
y publicaron que el rancho realmente estaba equipado con cobertizos,
caballerizas, criaderos, corrales y molinos de viento; es un rancho en forma y
en buen estado.
Además del predio de los Anaya, se
encuentran desarrollos inmobiliarios, como un conjunto que alberga un comercio,
tortillería, restaurante y un centro de abasto de materiales de construcción,
al igual que insumos agrícolas y ferreterías, todos ellos, aseguran los
lugareños, propiedad de coahuilenses que tienen su residencia en Torreón.
OTRAS
OPERACIONES
Además del rancho en la Exhacienda de Santa
Teresa en Villa Hidalgo, Durango, el entonces diputado Francisco Tobías dio a
conocer otra serie de negocios de parientes directos de Guillermo Anaya o de
gentes de su confianza, quienes carecían anteriormente de recursos económicos
para poder realizar ese tipo de operaciones.
Destaca un negocio de José Andrés Anaya,
hermano de Guillermo, quien a través de la Constructora
Metro Habitat inscribió
98 casas y adquirió 30 lotes de 370 metros cuadrados, construyendo, con el
permiso del ayuntamiento que presidía su hermano, 60 condominios en el
fraccionamiento Campiñas de Iberia, según constaba en la partida 46330 del libro 464 sección I del
Registro Público de la Propiedad.
Tan solo en los 30 lotes que adquirió José
Andrés Anaya habría invertido 3 millones de pesos, cuando anteriormente no
estaba considerado como una gente de posibilidades económicas, restarían las 98
casas y los 60 condominios.
También se detectó que Soledad Anaya
Llamas, hermana de Guillermo, vendió 11 escrituras a través de la empresa Casas
Talismán, S.A. de C.V., en la cantidad de 4 millones de pesos, todo ello
durante el periodo de su hermano como alcalde cuando, de acuerdo a sus
allegados, no tenía capacidad económica para hacerlo.
Otra operación denunciada fue la
compra-venta de 36 hectáreas en el ejido San Agustín en la cantidad de 2
millones de pesos, a través del controvertido empresario Aldo Díaz Pérez, las
cuales, a través del asesor financiero de Guillermo Anaya, Javier López Arteaga,
fueron vendidas al municipio por 12 millones de pesos, para lo cual se solicitó
un crédito a nombre del ayuntamiento, lo que reportó un beneficio de 10
millones de pesos.
Los señalamientos fueron muchos, entre los
que se hacía mención también a Oscar Aguirre Sánchez, suegro de Guillermo
Anaya, a través de quien se habrían realizado operaciones de especulación de
tierras en los ejidos La Concha y la Conchita Roja.
Mientras todo esto afloraba Guillermo Anaya
Llamas insistía que en su declaración patrimonial solo tenía un “terreno” y una
vivienda de un nivel medio alto, cuando de 2007 a 2012 fue el intocable
compadre del Felipe Calderón Hinojosa, presidente de la república, y estaba
manejando el panismo del estado y controlando la mayoría de las delegaciones
federal en Coahuila a través de gentes de confianza y allegados.