Por:
Álvaro González/Agencias

Los médicos ya se encuentran
amparados ante los señalamientos por su
presunta responsabilidad en la muerte de un niño de 15 años a quien atendieron
a fines de 2009. La Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed) analizó el
caso y concluyó que hubo “mala praxis”, pero no responsabilidad médica, un
tecnicismo con el que suelen resolver la mayoría de las demandas que se
presentan por negligencia de carácter médico.
El especialista en Medicina Forense,
Alfredo Rodríguez García, con 27 años de experiencia, acusa de negligencia,
omisión e impericia médica: no hubo nunca un patólogo y no se confirmó lo que
en verdad padecía el niño, tuberculosis intestinal, por lo que nunca se le
brindó tratamiento adecuado. “Debió haber un patólogo presente”, dice tajante.
Tras 55 días en el hospital, el niño
Roberto Edivaldo Gallardo Rodríguez falleció. El certificado de defunción
expedido por el IMSS determinó como causa “sepsis intestinal” (infección) pero
omitió el origen de ésta.
El caso, en manos del Juzgado Tercero de
Distrito de Procedimientos Penales, continúa. Pero los 16 galenos amparados ya
se presentaron a firmar ante la autoridad y se amplió la acción penal al
director del nosocomio y a varios directivos más.
El padre del niño, Sergio Gallardo Ramos,
es abogado de profesión y ha recibido el apoyo del Colegio de Abogados
Penalistas que preside José Luis Guizar Abarca. En la otra parte el IMSS
anunció oficialmente que brindará todo
su apoyo legal y técnico a los 16 médicos demandados.
Es un caso controversial donde el
demandante duró 4 años en lograr que su demanda prosperara y cuenta con
evidencia suficiente para que el juzgado haya tenido que fincar
responsabilidades y establecer un caso sin precedentes.
Ordinariamente los pacientes, y menos los
del IMSS, no se quejan formalmente y menos aún presentan demandas legales en
contra de los actos de negligencia, omisión o impericia por parte de los
médicos de la institución. Para ello hay varios motivos: no cuentan con los
recursos económicos suficientes; son cautivos del servicio médico del IMSS por
su condición social y temen represalias por parte de la institución, lo que
efectivamente si ha sucedido en varios casos, pero además psicológicamente se
encuentran muy vulnerables ante la muerte del familiar, por lo que prefieren
darle sepultura y vivir su duelo, antes que emprender acciones de tipo legal
contra una institución que, en caso de deficiencia de su personal médico, suele
cerrar filas desde el más alto nivel y, en el mejor de los casos, toma algunas
medidas internas de disciplina, pero aún esto es algo infrecuente, de ahí la
importancia de este caso que ha generado, de inmediato, una muy fuerte reacción
por parte de la comunidad médica, que rechaza cualquier posible responsabilidad
y, sobre todo, no desea que se sienten antecedentes en lo que llaman “la
judialización de la medicina”.
LA
REACCION MÉDICA
Al difundirse el caso de los 16 médicos,
de inmediato se dio una reacción en varios estados de la república, que incluyó
manifestaciones, desplegados, declaraciones de dirigentes y la postura de
defensa del IMSS en sus oficinas centrales de la ciudad de México, inclusive se
trató de generar un movimiento denominado “Yo soy # 16”.
La
comunidad médica es un gremio con un nivel socio-económico alto y cuenta con
recursos amplios para poder generar una protesta dentro de ciertos medios,
aunque el nivel de insatisfacción de los millones de derechohabientes del IMSSS
a nivel nacional es muy alto y ha ido empeorando en el transcurso de los últimos
años. Los médicos pueden agruparse como gremio y protestar, pero es muy difícil
aventurarse a decir que tienen un respaldo social o por lo menos solidaridad en
el caso de los galenos del IMSS, porque es distinta la imagen de la profesión
médica en general.
De los médicos entrevistados sobre el
servicio del IMSS –la casi totalidad de los médicos se forma a través de ésta
institución-, la mayoría coincide en que hay dos problemas principales: la
saturación del servicio y la falta de inversión para la construcción y
operación de nuevos hospitales que cubran adecuadamente la demanda.
“Si a ti te exigen que des de 20 a 25
consultas diarias es casi inhumano; es una carga de trabajo demasiado alta y
hay que reconocer que no se pueden atender a los pacientes como se debería, una
consulta requiere más tiempo del que se dispone. En lo que hace a cirugías,
servicio de enfermería y especialistas de gabinete hay también una gran
saturación, por lo cual se pueden cometer errores y el servicio puede no ser el
más adecuado, ocasionalmente hay negligencias, eso es algo que tampoco podemos
negar ni ocultar”, comenta uno de los especialistas que accedió a comentar la
problemática del IMSS, quien recién se ha jubilado después de más de dos
décadas de servicio, desde interno hasta especialista en cardiología.
Aunque con frecuencia se presentan casos
de negligencia médica, estos no son denunciados en la misma proporción en que
se incurren, afirma Alejandro Balderas.

“La injerencia en errores médicos es enorme;
sin embargo hay muy poca cultura de la denuncia, la mayoría de las personas lo
dejan al destino, a Dios a otras situaciones de esta naturaleza”, comenta.
Entrevistado, señala que para determinar la
responsabilidad del médico, el agraviado debe presentar la denuncia ante el
Ministerio Público, quien inicia las diligencias correspondientes para
determinar si incurrió o no en el delito. El procedimiento es tardado, va de 18
meses hasta tres años, aproximadamente.
De acuerdo con el delito, la pena que el
médico puede recibir irá desde la reparación del daño (ya sea material o
moral); además que podría purgar una
pena privativa de la libertad de tres a seis años en prisión e incluso la
suspensión de la patente para ejercer la profesión.
Refiere que este tipo de demanda también se
puede promover cuando la víctima falleció a causa de la negligencia médica;
pero comenta que esta situación se denuncia con menor frecuencia.