miércoles, 27 de noviembre de 2013

El aislamiento de La Laguna

Por: Sofía Romero
     Siempre me ha parecido que La Laguna es una especie de isla en medio del desierto, insularidad que solo se rompe como punto de paso hacia la frontera norte o hacia el pacífico. Las capitales de los estados de Durango y Coahuila se encuentran ubicadas a 240 y 260 kilómetros respectivamente, lo que las vuelve distantes. Monterrey, el centro financiero y económico del noreste se ubica a 345 kilómetros, mientras que Chihuahua a casi 500, una distancia ya enorme.
    Estamos ubicados en el centro del norte del país pero no somos un punto de conectividad, como lo es por ejemplo Phoenix, Arizona, en los Estados Unidos de Norteamérica, por el contrario: la comunicación aérea se ha visto disminuida gradualmente en los últimos años. Para volar a Ciudad Juárez hay que ir a la ciudad de México, después volar a Hermosillo y de ahí finalmente a Ciudad Juárez, lo que es absurdo. Para viajar a casi todos los destinos de los Estados Unidos hay que tomar un vuelo a la ciudad de México, o bien ir a la ciudad de Monterrey.
    Esta insularidad que es geográficamente natural, se compensaba en las décadas anteriores con una fuerte movilidad por parte de los laguneros, pero en la última década el estancamiento de la economía, el grave problema de la inseguridad y la baja de la migración han propiciado un aislamiento por parte de varios sectores de la sociedad lagunera y un aumento de la expulsión de quienes salen en busca de empleo, de mejores y más seguras condiciones de vida, y de aquellos que desean realizar estudios fuera de la región.
     El Censo de Población y Vivienda del INEGI no miente. Los resultados de 2010 indican que Torreón, que es el centro regional, se ha estancado en su crecimiento demográfico con respecto a Saltillo y a Durango, capital. Saltillo, que fue durante casi todo el siglo XX  una ciudad más modesta que Torreón, tiene hoy casi 100 mil habitantes más que Torreón y una proyección nacional e internacional más importante, además de una economía de base más moderna.
    Todavía en el año 2000 había un gran entusiasmo cuando se proyectaban las perspectivas de la región a mediano y largo plazo, aunque ya existían indicadores económicos desfavorables, pero hoy el panorama es pesimista. Una encuesta reciente entre jóvenes universitarios recién graduados, reflejó que un inquietante 70% de ellos desea emigrar de la región para ir en busca de alguna alternativa buena de trabajo, lo que muestra que la saturación de los estudios universitarios que se ofrecen a nivel local se ha convertido ya en una desventaja, más que en una ventaja, al deteriorarse los sueldos por la sobreofertas de profesionistas en una economía estancada.
     El negocio de los bienes y raíces, que tuvo una época buena a finales de los noventas y principios de la década pasada, atraviesa hoy por una mala situación por la baja demanda de vivienda en todos los niveles socioeconómicos. Los servicios y el comercio siguen operando, pero a base de crédito, lo que es riesgoso para las familias por el alto costo dl dinero bancario.
    Si uno pregunta por La Laguna en algún otro estado del país la mejor de las respuestas es una referencia a club de futbol Santos-Laguna y, en el peor, la idea de que es una región con fuertes problemas de seguridad, según lo han escuchado en las noticias. No hay ninguna referencia de tipo cultural, económico o social. Nadie te dice “que bonito es por allá”; “que sabrosa comida tienen ustedes”, ni siquiera alguna referencia de tipo climático de que llueva mucho, haga calor o haga frio.
     Tal vez la tarea más importante de los políticos y de todo lagunero que tenga una forma de comunicación con el exterior sea precisamente poner en el mapa a la región, y hacerlo de una manera positiva. El 11 de noviembre pasado la empresa japonesa automotriz Nissan inauguró en Aguascalientes su planta armadora de automóviles número dos, con una enorme inversión de 2 mil millones de dólares. El pequeño estado del bajío compitió con muchos otros lugares del mundo, pero ganó gracias a que la planta número uno de la Nissan está considerada como la mejor del mundo. Cuando uno pregunta por Aguascalientes la gente te dice “que feria tan bonita tienen”; “que bonito está Aguascalientes”; “dicen que ahí hay mucho trabajo y bien pagado”.
     Aguascalientes es un estado sumamente pequeño, con problemas de disposición de agua potable, que apenas hace cinco décadas no pintaba ni en el mapa, a lo más era un sitio de paso hacia el bajío o hacia el norte. Hoy es un emporio industrial, una entidad próspera y optimista que crece a ritos superiores al 5% anual en su economía, más de cuatro veces lo que crecerá este año  la economía global del país.
    En La Laguna hace más de 10 años que no se instala una sola nueva empresa de mediana importancia. La única inversión de consideración que se ha hecho es construir un estadio de futbol que costó 100 millones de dólares, que da unos pocos empleos.
     Las únicas inversiones de cierta importancia que se están dando ahora provienen de empresarios de Monterrey, pero proporcionalmente no modifican gran cosa el empleo en el sector comercial.
    La última mala noticia de este año es que vamos a cerrar con un repunte de la criminalidad, cuando a mediados de año había mostrado una alentadora tendencia a la baja, fuera de esto no hay desgraciadamente alguna noticia alentadora o un cambio siquiera sensible en el estado de cosas que privan en la región.