Por: Daniel Herrera
A pesar de que
Edward Hopper nació un año después de Picasso su obra nada tuvo que ver con la
vanguardia cubista, de hecho, aquel mito que afirma la visión liberal e iconoclasta
de los grandes artistas se quiebra al observar con cuidado la vida de Hopper,
el pintor de los hombres y mujeres solitarios.
Hopper nunca
cumplió con los estereotipos requeridos para ser artista de vanguardia. Picasso
fue, en algún momento, un dandy, pero volteó a ver a la “sufrida humanidad” y
creó El Guernica, cima del cubismo, aunque después continuó con su acomodada
vida bohemia-burguesa. Pero el pintor estadounidense, a diferencia del español,
era incluso reaccionario. Empezando por su técnica pictórica, pasando por sus
temas e incluso la elaboración intelectual de sus cuadros se mantienen dentro
de cierto conservadurismo. Incluso él mismo afirmó que durante sus viajes a
Europa, en pleno apogeo de la vanguardia, nunca escuchó que alguien le hablara
sobre Picasso, ni siquiera observó alguna de sus obras.
A pesar de la
fuerte influencia impresionista (en 1962 afirmó: “Creo que sigo siendo un
impresionista”) toda su vida fue figurativo. Como buen hombre tradicional se
enfrentó a la abstracción de Mark Rothko y Jackson Pollock. Tal vez esta actitud
fue la razón de su poca fama en vida. Tuvo que esperar hasta los 37 años para
tener su primera exposición individual, donde no vendió ni un cuadro y fue
hasta los 41 cuando aseguró un estilo de vida frugal, pero suficiente para él y
su esposa.
Pintor de lo
típico estadounidense, afirmaba que lo único que quería pintar era el sol
entrando a un cuarto. En ese intento también pintó calles solitarias,
gasolinerías, restaurantes, moteles, oficinas, paisajes y bares.
Su primer cuadro
exitoso fue Casa junto a la vía de tren, ahora es más conocida por ser el
modelo que siguió Alfred Hitchcock para el hogar de Norman Bates, protagonista
de la enorme película Psicosis.
El cuadro exhala
cierta tristeza aunque no hay ninguna persona que nos pueda entregar esa
sensación. Esto proviene de la combinación del pasado y el futuro de la
sociedad norteamericana. La casa victoriana representa los valores que por años
tuvo el estadounidense, esos valores se enfrentan de golpe contra el futuro,
representado en las vías de tren. Para Hopper, casi un romántico tardío, hay
una melancolía constante por el pasado. Pero esta tristeza no la transmite con
claroscuros ni con colores terrosos, en lugar de eso, llena de luz la obra, tanta
que en realidad la casa deslumbra. No tiene miedo de mostrar la vejez y la
pobreza, de hecho, es claro que el autor quería que eso observemos.
La otra obra que
se volvió fundamental en la carrera profesional del pintor fue una que se puede
encontrar incluso en locales comerciales cuyos dueños no tienen idea de qué es
aquello que llamamos “Historia del arte”.
Es un cuadro que
representa un restaurante típico estadounidense: Nighthawks, cuya traducción
literal es Halcones de la noche, pero que también se le ha llamado Noctámbulos.
Ejemplo pictográfico exacto y esclarecedor del insomnio.
El insomnio
pertenece a la soledad, no se puede sufrirlo acompañado. El insomne, lo mejor
que puede hacer es retirarse a su esquina, a su cuchitril más íntimo a rumiar
el sueño perdido, el insomnio no acepta pláticas a las cuatro o cinco de la
mañana, el insomnio es la desesperación única y personal. El mejor amigo del
insomnio es el silencio y los carros pasando afuera en la calle.
En Nighthawks
los personajes aparentan acompañarse, pero en realidad se perciben como
solitarios. La pareja no se voltea a ver, ella observa aburrida sus uñas, su
compañero parece hablar con el empleado pero sus labios están cerrados. El
hombre de espaldas está ocupándose de sus propios asuntos. El único que tiene
cierta vida es el empleado, pero no está hablando, apenas observa. Hopper
afirmó en una entrevista que no intentó retratar la vida nocturna urbana como
solitaria y vacía, aunque tal vez sí pintó inconscientemente la soledad de una
gran ciudad.
Además, este
cuadro parece tener varios vasos comunicantes con distintos aspectos de la
cultura estadounidense. Uno de estos vasos puede ser el cuento de Hemingway,
“Los asesinos”. En este cuento, dos personajes irrumpen en un restaurante
barato buscando a un tercero para asesinarlo. No lo encuentran pero aterrorizan
a los pocos clientes y trabajadores del lugar. El lenguaje del escritor es
parco y sus diálogos casi no tienen la intervención de un narrador. De esa
forma, el carácter de cada uno de los personajes se va dibujando por sus
diálogos y no tanto por su descripción. De la misma manera podemos ver a los
individuos que aparecen en el cuadro de Hopper, en cada uno de ellos
visualizaríamos sus características psicológicas sólo por su posición espacial
dentro del restaurante.
Nighthawks tiene
un detalle más, además de su punto de vista cinematográfico y la intensa luz
artificial que contrasta con el fondo: el lugar no tiene puerta, el empleado
está atrapado detrás de la barra y los clientes dentro del restaurante, como
una pesadilla sin sueño. Así el insomnio
es similar, sin una puerta visible y a la mano para salir de él, el insomne
está atrapado toda la noche aunque se lo toma con calma porque tiene la
esperanza de dormir al día siguiente, tal cual como Hopper pintó a sus
noctámbulos.